Ana
1 min readJun 12, 2021

Me rendí a tratar de entender qué es lo que estoy buscando.

Siempre supe que las cosas serían diferentes. Lo fueron y presiento que lo seguirán siendo. Siempre soñé con una vida en aeropuertos y pasó.

No sé muy bien qué sigue, pero la vida me trajo a un lugar en el que las noches se tiñen de naranja. No miento. No llega la oscuridad como en otros lugares, como en otros momentos de mi vida. Acá las ventanas son sepia en plena madrugada.

Me he reconciliado con etapas muy extrañas de mi vida. Puedo entender que todo sumó, que inclusive lo que restó formó, y he vuelto a respirar aromas de cierta dulzura que se habían ocultado en lo más profundo de mi memoria.

Esta ciudad es una mezcla de mar y felicidad, pero no hay mar, hay río, y no hay felicidad per se, hay constancia. Mucha.

Si pudiera abrazar y agradecer. Pero a tanta distancia solo me queda escribir, lo que siempre ha sido mi primer y mi último refugio.

Sé que algún día voltearé a ver este momento como uno de los más bellos. Hora cero y hora infinita, cargada de expectativas y de todo lo que no fue.

Ana.