Boundaries? What are those?

Ana
2 min readMar 19, 2021

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Hay respuestas que se encuentran en la quietud del dolor en vivo, porque bueno, para muchos de nosotros el dolor representa la carencia absoluta de acción. Lejos del grito ahogado, de la búsqueda incesante de respuestas, del laberinto de paredes infinitas, el dolor, el verdadero, ese golpe seco que nos deja sin aliento, ese llega cuando ya no hay absolutamente nada que hacer.

Pero no es su caso aunque no lo puede ver. Si pudiera, si tan solo pudiera tomarle de la mano y llevarle más allá de la confusión que ahora lo permea todo de grises, que hace que la vida simule una concatenación de cielos escandinavos.

¿Qué tanto le pasó para considerar que ese fuego no se aplaca cuando él mismo es agua?

Y la solución es la más sencilla de todas y a la vez la más ruda para nuestra idiosincrasia: No. Aceptarle que no puede más, que no está en él. Articular los argumentos necesarios para hacerle ver que ha drenado sus herramientas y que ha llegado a la conclusión liberadora de que no es su responsabilidad. Cancelar los acuerdos tácitos que le han atado por tanto tiempo y abrazar su liberación fincada en el entendimiento de que nadie somos el antídoto de absolutamente nadie. Dejar de castigar al egoísmo que, de repente, no es tan malo.

Que entienda, por favor, que la vida en veces se presenta como veneno intravenoso pero también como arreboles cautivadores que secuestran los sentidos. Puede irse sin consecuencias porque jamás se debió de haber quedado.

Esto es vivir, vivirse; aprovecharlo todo y encontrar en los pozos del error la oportunidad idónea para la redención. Que siga sin mirar atrás.

Que despierte.

Ana.

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